Ruta corta pero dura.

Paco cruzando la alambrada antes del descenso.

Hoy el día ha amanecido nublado pero con una temperatura agradable y sin viento, ideal para la práctica del ciclismo, así que tras reunirnos todos los riders de la jornada en el punto de encuentro habitual, pasar revista y ver que en la parte femenina del grupo había cambios (Sandra nos ha abandonado y a cambio Leire nos ha regalado su compañía) nos hemos puesto en marcha camino de Valdesangil por el camino que sube desde La Glorieta; un camino duro para comenzar a pedalear, con una pendiente considerable que en algún momento (sobre todo al comienzo) casi obliga a echar pie a tierra.
Desde Valdesangil la idea era cruzar la sierra hasta Sanchotello, pero en lugar de hacer el recorrido habitual que nos lleva por Fuentebuena y Picos de Valdesangil nos hemos desviado antes a la derecha del camino para subir por uno menos conocido y más duro pero que nos premia, tras coronar, con un descenso pronunciado y lento por un robledal impresionante.
Justo antes de llegar a Sanchotello hemos cogido la vía del tren y la hemos seguido a ratos por el sendero que va paralelo a la misma y a ratos por la propia vía, con la incomodidad de las traviesas, hasta un punto entre Sanchotello y Ledrada para dirigirnos de vuelta a Fresnedoso por pistas en ligero ascenso. Ya en este pueblo hemos sacado fuerzas para afrontar la parte final, el ascenso hasta la Fuente del Cántaro por la pista que pasa junto al depósito de agua del pueblo y siempre con la mente puesta en la cerveza que nos esperaba en el Mesón Vallejera, donde se nos ha unido Sandra. Tras el descanso hemos vuelto a montar en las máquinas, unas de tracción animal y otra a motor, para bajar a Béjar y dirigirnos cada uno a nuestras respectivas casas donde nos esperaba la ducha caliente y la comida.

MGJ.