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9 de abril de 2012

Ruta por Gredos.

Coronando la cima.
Último día de una Semana Santa de esas que refuerzan la fe del personal, pues después de uno de los inviernos más secos que se recuerdan por fin ha llegado la lluvia... y el granizo, y la nieve, por lo que en muchos casos "no ha sido necesario sacar los pasos y celebrar las procesiones" para rezar por las tan deseadas y necesarias aguas.
Pero vamos a lo nuestro, que en este caso es montar en bici (y mucho más); el tiempo nos ha acompañado, amaneciendo un día totalmente despejado ideal para los planes que teníamos hechos: irnos de excursión a ver las cabritas. Y hemos visto cabras, cabritas y cabrones, algún zorro corriendo por la pradera, las cumbres nevadas, hemos oído el canto de las perdices... sólo nos han faltado Heidi, el abuelo, Pedro y Niebla.
Y donde hemos visto tantas cosas? pues relativamente cerca, en Gredos. Hemos quedado a las 8:30 de la mañana para emprender el camino de ida, con parada en la panadería de Palacios de Becedas para comprar unos panes, hornazos con y sin chicha, magdalenas... y sin más dilación nos hemos dirigido al punto de inicio de la ruta en el puente de Zapardiel de la Ribera, donde tras descargar las bicis y con un poco de fresco mañanero todavía nos hemos puesto rápidamente en marcha.
Desde la primera pedalada comenzamos subiendo, así que hemos entrado rápidamente en calor, pues el desnivel también es bastante acusado. Lo que inicialmente era pista ancha y de buen firme, aunque como digo, con fuerte pendiente, repentinamente se ha convertido en sendero por un pedregal y sin dejar la fuerte pendiente; así que unos tramos empujando la bici (los menos posibles) y otros mejorando y afinando nuestras habilidades rodadoras en terreno poco menos que impracticable hemos coronado junto a un pequeño refugio de montaña y con la vista al frente del pico La Galana y el paso a Cinco Lagunas (que nos queda para otro día).
Unas vistas al paisaje, inspección del refugio, fotos y emprendemos el descenso hacia otro refugio que tenemos a la vista abajo, un chozo rehabilitado desde el que comienza el ascenso de la ruta que lleva a Cinco Lagunas.
Este descenso tenemos que hacerlo en su mayor parte andando, aunque no hay problema, vamos buscando el mejor camino posible, viendo las cabras, cabritas y cabrones a nuestro lado y finalmente tras cruzar/vadear el río llegamos al chozo donde damos buena cuenta de los bocadillos, que por la hora que es y el esfuerzo realizado los estómagos comenzaban a hacerse oír.
Sin demorarnos más que lo necesario para comer el bocata tranquilamente, con cerveza incluída, comenzamos el camino de regreso, en esta ocasión por un sendero inicialmente muy técnico, pedregoso, que nos obliga a ir muchos tramos andando y los que podemos hacer montados nos sirven nuevamente para perfeccionar la técnica, comentar después por donde lo hemos pasado cada uno, observar a los demás para ver las diferentes técnicas y trazadas... y como bien dice el refrán (más sabe el diablo por viejo que por diablo), el que las pasa con más naturalidad y aparente facilidad es el "macho dominante" de nuestra manada.
El último tramo antes de llegar a Navalperal de Tormes es más divertido, aún técnico pero más rápido para poner la guinda del pastel a una jornada para recordar.
Mención especial a Leire, ejemplo de superación que como bien comentaba durante la ruta, hace un año habría sido incapaz de realizar la ruta, pero con empeño y ganas va cogiendo a marchas forzadas ritmo, técnica y soltura cuando otros muchos habrían abandonado en el camino o ni siquiera lo hubieran comenzado.

MGJ.

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